miércoles, 25 de febrero de 2015

Los más pobres de entre los pobres

Sin melodrama... Sólo datos puros y duros... Exactamente muy duros: mientras la política y nosotros, la ciudadanía, brujulean y brujuleamos quizá por tormentas en una taza de té, la Ong "Save the children" hace público un estudio según el cual uno de cada tres niños españoles vive en riesgo de pobreza... Repito e insisto: uno de cada tres=riesgo de pobreza y de exclusión. Una de cada tres criaturas menores de 18 años se ve más y más alejada de los derechos esenciales, esos que estipula la Convención sobre los Derechos del Niño... Sin melodrama pero con una bofetada a quienes siguen montando inútiles y peligrosos naufragios en un vaso de agua para ver si cuela y tenernos entretenidos.
 Desmenucemos ahora esta cifra que debería sacar los colores hasta en la cara más dura y berroqueña que imaginarse pueda y que debería poner en estado de alarma a los gobernantes y a los gobernados - ¿tan en alarma como la prima de riesgo? Tanto, creo yo-: en España hay ocho millones cuatrocientos mil niñas y niños. De ellos, dos millones y medio - casi el treinta por ciento- viven bajo el umbral de  la pobreza y casi tres millones - 2.826.549- corren riesgo de pobreza o de exclusión social - el 33,8 por ciento-.

Con estas cifras golpeándote la vergüenza y la conciencia, el estudio de Save the Children añade otro dato temible al diagnóstico de que la infancia, aquí y ahora, no siempre es un paraíso sino que incluso puede ser un infierno: España es el octavo país de la Unión Europea con mayor tasa de pobreza entre los niños.
¿Dónde están esos niños necesitados de hasta lo más elemental, incluido el alimento?... La cifra de niños en riesgo de pobreza se eleva hasta un 45,6 por ciento en las familias monoparentales; al 49,2
por ciento cuando al menos uno de los progenitores es extranjero y hasta el 57,6 por ciento cuando los padres no pudieron asistir a la educación secundaria... Aquí tenemos la amalgama de condiciones y situaciones que llevan a los críos hasta las fronteras de la miseria. Y, tristemente, más allá.
El director de Save the Children España, Alberto Soteres, tiene su particular explicación sobre dónde y cómo se origina esta situación que descabalga de cualquier tendencia a ponerse ufano y a darse aires por casi cualquier cosa que vaya medianamente bien. Estas cifras gritan que, en España, algo va tan mal que no puede ir peor. "Más que en las declaraciones, expresiones de voluntad política y reformas legislativas - dice Soteres- es en los presupuestos públicos donde más claramente se refleja el compromiso político de los gobiernos para abordar la situación de las niñas y los niños de un país. La escasez de inversión pública en políticas de protección a la infancia tiene un efecto demoledor sobre los niños. Seguimos estando a la cola de la Unión Europea en inversión en la infancia. En España no existe política específica para abordar la pobreza infantil".
Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con las explicaciones de Alberto Soteres pero, una vez más, los datos cantan, gritan: en España, el porcentaje del PIB destinado a políticas de protección social es del 25,19 por ciento, 3,7 puntos por debajo de la media de los países de la Unión Europea.
Sve the Children realizó también una pequeña encuesta entre 127 familias que se benefician de los programas de protección a la infancia de esta Ong: el 24 por ciento de esas familas afirma que sus hijos no comen todos los días fruta ni verdura; el 21 por ciento no dispone de un lugar adecuado en la casa para que los niños hagan los deberes; el 20 por ciento asegura que sus hijos no han estrenado ninguna prenda de ropa y sólo disponen de un par de zapatos...
Con el corazón en un puño uno se pregunta: ¿y qué hacemos?, ¿qué podemos hacer? En primer lugar y sin dilación ayudar a quienes ayudan, sea Save the Children o Cáritas; en segundo lugar admitir que la pobreza infantil, el riesgo de varios millones de niños de crecer en la pobreza es un problema, un enorme y doloroso problema. Mucho más enorme y doloroso que algunas de las estupideces por las que nos calentamos y nos calientan la cabeza... Y, en tercer lugar, obligar a los políticos a que miren de frente este drama para ver si, por casualidad - o de milagro- se les ocurre algo. Que lo dudo
TRABAJO DIGNO YA !!!

¡¡¡ Jerez sin paro, sin pobreza y sin desigualdad !!!

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