viernes, 20 de febrero de 2015

Generacion perdida....otra mas

Mensaje de los viejóvenes nacidos en los ochenta

Dicen que pertenezco a una generación perdida, pero creo que lo correcto sería decir generación descolgada. La lista habitual de problemas generacionales incluye exilio económico, alopecia prematura, falta crónica de oportunidades, discotecas que se llenan de yogurines... pero todo eso es menos grave que la gran estafa de rango superior.

Porque, más importante que encontrar un trabajo digno es tener unas aspiraciones acordes a los nuevos tiempos; haber construido una imagen de nosotros mismos que nos permita prosperar. Y eso, amigos, sí que nos lo han arrebatado por completo. Somos estanques, vías muertas, unos nostálgicos de poca monta.

Los nacidos en el cogollo de los ochenta adquirimos unas aspiraciones equivocadas durante la niñez. Teníamos sueños anacrónicos. Cuando vi las noticias del pequeño Nicolás confirmé lo que suponía: la generación siguiente, los nacidos en los noventa, viene pisando muy fuerte y por la pista de despegue correcta para el siglo XXI. Se han hecho con las herramientas adecuadas para convertirse en personas de éxito en estos tiempos tan extraños y, así, no nos sorprende que un chaval abra un canal de YouTube y a los 18 ya esté facturando miles de euros a base de clics. Los ochenteros agitamos nuestras hélices y vemos cómo despegan en la pista contigua estos maravillosos chavales a reacción.

Construimos proyectos vitales en una época que se extinguía. Nos preguntaban qué queríamos ser de mayores. Pedrito quería ser médico y acabó haciendo guardias de 30 horas sin contrato fijo y por un salario miserable. Andrea iba para profesora de Filosofía y

hoy tiene suerte porque le permiten impartir clases particulares de inglés. Jacinto sería una estrella del rock y se lanzó a una industria que se desplomaba. Manuela aseguraba que se haría arquitecta y la línea más sólida que ha dibujado es de la cola del INEM.

La crisis/estafa económica sólo ha acelerado la transformación

Por eso miramos con nostalgia a la niñez. Jugábamos al Super Mario o al Sonic y nuestra madre nos decía que hiciéramos algo de provecho. Algo de provecho como, ¡ojo!, leer un libro. Pobres madres. En el futuro no habría industria más pujante que la de los videojuegos y ellas creían que mirar una pantalla era perder el tiempo. En esa mentira nos educaron.


Naturalmente, no todo son condenas. Leí que nuestra generación es la que más ha follado y se ha drogado en la historia moderna. Recogimos el testigo de la Ruta del Bakalao y lo convertimos en afters y fiestas apoteósicas en nuestros pisos de estudiantes. Bien, perfecto, ¡otra paletada de nostalgia! Porque la consecuencia de aquella juerga ha sido una resaca monumental.

Ah, la política... Nosotros, que nos deformamos la columna cargando los dominicales del periódico, que leímos las columnas rectas de Marías o de Umbral, nos tragamos eso de que el periodismo era un pilar capital de las sociedades democráticas. ¿Cómo adivinar un futuro tan cínico, tan descreído como este?

Los siguientes. El mundo es vuestro, así que miradme si tenéis un rato disponible, si vuestra mente ágil ha sido capaz de recorrer la carrera de fondo hasta llegar aquí. Miradme los que nacisteis hace quince o veinte años. ¿Qué será de mí, qué será de los que tienen mi edad? He estado pensando mucho cómo podríamos contribuir a vuestro mundo trepidante, cómo convertir nuestras aspiraciones acartonadas en algo que podáis utilizar.

Empleadnos como combustible.

En una buena estufa, nuestra grasa corporal calentará vuestros apartamentos de 20 metros cuadrados durante el tiempo que tardáis en olvidar que habéis leído esto.  Juan Soto Ivars


TRABAJO DIGNO YA !!!

¡¡¡ Jerez sin paro, sin pobreza y sin desigualdad !!!

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